
España enfrenta múltiples amenazas a su seguridad hídrica, agravadas por el cambio climático y la alta demanda de recursos. El reto es compatibilizar el uso del agua con la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas. Las presiones en entornos urbanos y rurales exigen cambios adaptativos en la economía y en la gestión de la naturaleza. Solo así se podrá evitar una crisis hídrica de profundo calado.


